miércoles, septiembre 4

By E.I.I.Social
| miércoles, septiembre 04, 2013
  Por:  Nélida Santanna

 De acuerdo a científicos y especialistas, el cuerpo humano tiene dos cerebros. Uno está en la cabeza,
el otro en el intestino. Aunque ésta parezca una revelación un poco alocada, la ciencia brinda la explicación a lo que parece incomprensible.

 Desde una perspectiva celular, todos los seres son bacterias. El organismo de un adulto contiene diez veces más bacterias que células humanas. La mayoría son beneficiosas o inocuas. El tracto digestivo es estéril al nacer, pero adquiere organismos rápidamente. Los primeros que se instalan dominan el sistema. Hoy, los primeros colonizadores son organismos adquiridos en las maternidades, en lugar de los beneficiosos lactobacilos y bifidobacterias que predominaban cuando los niños nacían en la casa. Según los estudiosos, el cuerpo humano tiene dos cerebros.
 Uno está en la cabeza, el otro, en el intestino.” Cualquier persona que haya sentido un hormigueo en el estómago antes de hablar en público o que haya tenido una diarrea súbita justo antes de un examen conoce la acción dual de sus cerebros”, explica el doctor M. Gershon, especialista en la nueva ciencia de la neurogastroenterología”. Esa conexión explica muchos trastornos físicos y psíquicos, como ansiedad, depresión, úlceras, enfermedades de Parkinson, colon irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, etc., que son patologías que reúnen síntomas cerebrales e intestinales”, añade el especialista.

Intestino vs. cerebro

Los propios tratamientos que se aplican a uno de los cerebros afecta al otro. Es el caso de los antidepresivos, que provocan molestias gástricas en el 25 por ciento de los pacientes que los toman.
A su vez, las “mariposas” en el estómago se deben a un aumento súbito de hormonas del estrés.
El cerebro intestinal, lo que se conoce como sistema nervioso entérico, almacena en sus redes nerviosas una variedad de programas que utiliza dependiendo del momento en que se encuentra el proceso digestivo.

En cuanto a doctor Domingo Pérez León, especialista en medicina natural, explica que “El intestino controla el progreso de la digestión, detecta los nutrientes, mide los ácidos y las sales; es un auténtico laboratorio químico con su propio sistema informático”.

Para empezar a entender por qué hay un dicho común que dice “sentimos con las tripas”, basta con explicar que el intestino utiliza los mismos neurotransmisores que el cerebro.
Mucha gente sabe ya que la serotonina es un neurotransmisor implicado en las sensaciones del bienestar.

El 95 por ciento de la serotonina humana se encuentra en el intestino, donde actúa como neurotransmisor , mecanismo de señales e intercambiador de información entre el cerebro “superior” y el “inferior”.

La pared intestinal tiene al menos siete tipos de receptores de serotonina. Esos receptores se comunican con células del sistema nervioso para desencadenar el flujo de enzimas digestivas o iniciar movimientos intestinales.
Ahora se sabe que la serotonina tiene también que ver con un debilitante trastorno intestinal; el síndrome de colon irritable, que conlleva inflamación intestinal crónica y que produce dolores abdominales, gases y episodios de diarrea o estreñimiento.

Lo prueban los nuevos fármacos que actúan en la serotonina, una especie de antidepresivos intestinales que han demostrado eficacia en patologías crónicas del intestino.

Entonces, estrés e intestino tienen conexiones realmente intensas.
Hasta un pasado problemático y estresante cuenta. En un estudio reciente, el 70 por ciento de los pacientes tratados por trastornos intestinales crónicos habían experimentado traumas durante la infancia, adolescencia o juventud, como un divorcio, muerte de uno de los padres, situaciones de maltrato, etcétera.

Sin duda, en materia de alimentación, lo que es bueno para un cerebro también lo es para el otro. Un ejemplo de esto son los productos que se aconsejan para cuidar la salud intestinal: los probióticos y los prebióticos. Los probióticos incluyen bacterias beneficiosas para el organismo y los prebióticos contienen sustancias que ayudan al crecimiento y el desarrollo de dichas bacterias. Los primeros podrían prevenir problemas intestinales relacionados con el estrés crónico.

Toda información mostrada en esta web es solamente para uso con carácter informativo y educativo, de ninguna manera pretendemos sustituir las opiniones, consejos y recomendaciones de un profesional sanitario. Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.
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